…pensamientos inhóspitos desencadenaron una serie de sensaciones inertes, que dieron paso a cuestionamientos caóticos en mi mente, que momento a momento se mezclaban con palabras y frases que hervían en mi cabeza y luego producían un eco, al que con el paso del tiempo dicen que me acostumbraré… “No es normal Nathaniel…no es normal”…
Al diablo con la normalidad, soy yo quien ha estado muerto tres veces, soy yo quien desafía al tiempo cuando no logro despertar de esa otra realidad a la que accedo cuando “muero”, soy yo…
¿Creer o no creer en aquello que dicen, sobre mis extrañas muertes…? ¿Qué soy o no cataléptico?... ¿Qué soy o no esquizofrénico? ¿Locura o cordura?
Tantas estúpidas preguntas albergan mi cabeza, me resultan irónicas algunas de ellas, y saber que a veces no sé ni en qué día es en el que vivo… mi mente se confunde, realmente se confunde y esto me ocasiona problemas; Por si fuera poco mi “realista” familia no cree que soy lo que creo ser, lo que les digo y percibo, ¿qué demonios me sucede?...
Sólo recuerdo que en algún sueño o pensamiento, una fecha en concreto que me retiene al pasado, y apareció de pronto… Martes 26 de Octubre del año 1915, siempre será ese día, ese maldito día que habita en mi cabeza, día en el que nadie más habita… solamente yo y no salgo aún de él porque sé que tiene mucho que ver en lo que ahora sucede pero sobre todo, sucederá. Escucho a los idiotas que me rodean diciéndome… “Nathaniel es imposible que hubieras estado siquiera vivo en 1915, estamos en el año 1996. Pero guardo un recuerdo, que es la muestra fiel de lo que sucedió aquél día cuando todo cambió… Una carta que plasmaré en éste diario. Sólo por si algún día me vuelvo loco, (porque si, en efecto, aun no me lo creo), y si sucediera lo antes mencionado al menos podría dejar una muestra de lo acontecido.
Verano 1935
Querido nieto:
Mi mente hoy plantea una buena forma de hacer preguntas y buscar inconscientemente respuestas, ojala estuviera cerca de ti para poder responderte cara a cara, y es que jamás pretendí saberlo todo, pero si preguntan respondo, esa es mi realidad. Si hoy debiera elegir un tema para escribir algún tipo de literatura, pensaría en la conciencia que adopta un ser humano en resistencia a los conceptos que rebasan la ideología comúnmente…
Y como les digo a ellos y a ellas… es cierto si no pueden verlo. O… ¿cómo es que les explico que no es mentira?, no importa tanto si no lo ven, sólo que lo sientan.
Sí digo eso dicen que es aire, si digo que quema dicen que es fiebre, y si preguntan en desorden respondo como cuando preguntan en orden converso…
Martes 26 de octubre 1915 paseando en bicicleta por un jardín bonito lleno de plantas me prohibieron cruzar la pista del otro lado en frente de la casa y no lo hice, vi llegar un auto a toda velocidad, y después me vi en medio de un gas sin aire y mirando a la ventana de la gran casa de donde yo no era. Yo sólo era la conciencia grupal de esa persona y después solo la miré de lejos.
Historias lejanas… Si no sabía lavar ventanas, ¿qué hacía subido limpiando un edificio de nueve pisos? Si… así era la casa, grande.
Aun si consiguiera hablar con los más influyentes no me harían caso, la guerra sería con o sin intereses, lo que importaba era que no te llevaras nada.
A tu lado ellos son cucarachas, nunca lo olvides, nadie es más que tú nadie tiene lo que tú, eres único, si quieres puedes jugar ajedrez con ellos, y sacar a quien quieras, no me hace daño, puesto que ya hace tiempo que nada me daña, los humanos son sólo frecuencias en las cuales sus mentes son esclavas y sí quiero las manipulo porque sólo son cucarachas, solo son baterías, pero las que aman… las q aman no lo son.
Es difícil ver que muchos que no fueron de aquí se estrellaron ya hace tiempo y aun los buscan, es raro que algunos venimos en rocas, de afuera nos vieron caer y huyeron.
Soy nada y todo a la vez parte geométrica de la neurona central, los demás dicen que eres loco, que eres demonio… ¿Cuál eres? Los demás son cucarachas, y los que aman dicen que eres ángel… ¿Quién eres?... ¿Qué eres?...
Ellos me siguen y sólo eso.
Soy sólo luz en oscuridad y oscuridad en luz, nuestra concepción es superior.
Desde mi ventana admiro la luz estelar, que algún día te guiará mi querido nieto, ahí me encontrarás cuando mires el cielo nocturno. El mar en tus ojos cederé. En lo alto de la cúspide te veré ascender. El océano entero entre tus pensamientos anidará y lo verás pasar mientras lentamente oculte el sol y la verás destellar, aquella singular estrella te mirará.
Sé también que todo lo comprenderás, cuando el tiempo sea el adecuado, te envío esto desde un pasado no distante, hoy te cedo la respuesta. Debido a que sé que tu padre no la aceptará jamás. Pero tengo la esperanza de que tú si lo hagas y lo logres descifrar.
También te envío saludos desde un tiempo que no es lo suficientemente lejano como para no ser escuchado a través del paso de los vientos entre los años, y la erosión de la historia.
Cada una de las palabras escritas en ésta carta son fundamentales para lograr lo que sabrás después.
Te pido perdón por no ser tan abierto como sé que desearás al leer esta carta, pero entiéndeme… es parte del “juego”.
Cuida a tu hijo, es fundamental, puede ayudarte… El arte será su mundo, será su geometría.
Sebastián, tu abuelo.
Y así mi abuelo ha dejado en mis manos respuestas que siento, son invaluables, sin embargo no sé qué hacer con ellas, soy contra el mundo, y el mundo soy yo…”
-De verdad Nathaniel no tenía, ni tiene cabeza- Murmuró Amanda para sí misma, no logrando desprenderse de la idea sobre la “distorsionada historia” que pensaba… había imaginado Nathaniel, el loco de su esposo, cuando de repente una hoja suelta salió volando mientras caminaba en dirección al auto. Al tomarla entre sus manos, repentinamente descubrió el mismo dibujo que hacía poco le había entregado Elías, reiterándole la cita con George. Eran las piedras, el mismo dibujo plasmado de igual manera, con una pequeña diferencia, sus hojas cargaban años encima, décadas enteras; el papel era amarillento y desgastado por los tiempos.
Le pareció extraño, pero después de todo no le tomó demasiada importancia al hecho.
-Sabía que no todo podría estar a mi favor, Nathaniel debía estar muerto… Esto es lamentable, algo debe salir mal siempre.- Pensó.
Amanda se dirigió a su casa para dormir y por la mañana buscar un lugar un tanto lejano como se lo había impuesto George, retiraría dinero de la cuenta y luego se iría en busca de unas merecidas vacaciones.
El cuerpo de Nathaniel no estaba, y no había rastro de él. Seguramente se habría ido con su padre ahora, y se estarían mofando de ella juntos, la familia reunida. Amanda sintió vergüenza y un súbito mareo seguido por distorsiones visuales. Ascendió a su auto e inmediatamente emprendió camino hacia su casa; en el transcurso del mismo pensaba en Nathaniel, cuando lo conoció. Amanda en realidad estaba enamorada de él, o al menos eso creyó, pero es un sentimiento que guardaría celosamente dentro de su ser por toda la eternidad, debido al desprecio que luego sintió cuando Nathaniel la engañó con aquella mujer… Ana.
¿Qué se suponía debía hacer Amanda después de tan ruin acto? Cuando se traiciona la confianza de una persona con actos inverosímiles, de los que jamás se piensa podrán llevarse a cabo se agrieta el amor.
-Te amé Nate… Te amé… y aún te amo- Dijo Amanda para sí misma.
Una lágrima calló sobre su abrigo, Amanda estaba sumergida en sus pensamientos recordando años atrás, cuando eran felices y reían bajo la lluvia, Nathaniel amaba la lluvia.
-¿En realidad has marcado el resto de mi vida?... Aun recuerdo el día en el que me diste aquel corazón de cristal, y me pediste que lo cuidara. ¿Lo conservo sabes? Es lo que queda de esos días, días lejanos. Aún así, existen cosas que no pueden olvidarse, si Nate puede ser negación a no decirte las cosas con claridad algún día. Intenté ser honesta contigo pero sentía que si te contaba todo sería aun peor y te lastimaría enormemente. Después… fue historia. Elías fue prácticamente lo opuesto a ti… ¿Porqué me doblo maldita sea?, Supongo que a veces es necesario reconocer que las personas, absolutamente todas tienen sentimientos, pero se esconden tras una cortina de orgullo estúpido, enojo o simplemente negación, como lo dijo algún día Nate.- Pensó Amanda.
Al llegar a su casa, la esposa de Nathaniel bajó del auto, y en un charco de agua notó la silueta de su esposo. Miró hacia arriba pero no había nada, y prontamente el reflejo desapareció de la misma manera en la que llegó.
-Creo que George tenía razón, la loca soy yo- Dijo en un tono sarcástico, y luego rió.
Sacó las llaves para abrir la puerta de su casa, y luego entró.
-Tengo un oscuro pasado, pero momentos demasiado luminosos- Pensó, y luego encendió un cigarrillo, que creyó le relajaría, suspiró; subió a su recamará y se dispuso a tomar una siesta pero los recuerdos reprimidos no la dejaban conciliar el sueño. Pensaba en su hijo, que después de todo… era su hijo, parte de ella, y no podía negarlo, en verdad Amanda sabía amar, quizá eran sólo vacíos que oprimían sus sentimientos y no podía expresarlos, algo así como una burbuja enorme de aire en el pecho que no deja respirar y oprime fuertemente todos los órganos, ¿Qué hay en esa burbuja?... vacío… pensó Amanda.
Así transcurrió la noche, entre sueños, pensamientos, recuerdos dolorosos, y una “buena limpieza de chimenea”. Pronto amaneció y Amanda se decidió a levantarse para luego arreglar sus maletas y hacer una reservación en un hotel de Guanajuato.
Se dirigió en su auto hacia ese lugar. Guanajuato le gustaba y dejaría por un tiempo la Ciudad para dirigirse a ese paraíso lleno de misterio.
Amanda no sabía lo que le aguardaba en ese lugar, ni quién se encontraría a su espera.
Estaba un tanto devastada e intentaba no pensar demasiado. Llevaba con ella el diario de Nathaniel, pensó que no debía dejarlo. Tenía escritos metafóricos que le parecieron interesantes, además de algunos otros dibujos que Nate había realizado algún día… Amanda observó uno en especial, era una ventana, como la que describía la carta del diario, con una estrella a un lado. Parecía un fiel reflejo de algún lugar donde Nate hubiera estado un día. “Todo un artista”, cualquiera pensaría. No sólo por lo que hacía sino por la forma de llevar su vida, cada trazo era un paso. Era algo que Amanda en el fondo admiraba de su esposo, y uno de los muchos motivos que realmente le mantenían a su lado, a pesar de la presencia en su vida de Elías.
Amanda pensaba en la carta del abuelo de Nate… ¿Algo paranormal?... Parecía ciencia ficción, cosas que ella había creído algún día, que no deseaba desenterrar, y que sin embargo estaban presentes en ella. Hechos y pensamientos abstractos que la habían llevado a conocer algún día a los Balawender, Nathaniel, Elías, George, y el mismo Davidson Balawender. Tantas coincidencias, la hora misma en que había conocido a Nathaniel… El día, un martes 26 de Octubre a las 19:15 horas. Parecía tan absurdo todo esto, el año de 1915.
¿Qué sorpresas agradables y desagradables nos aguardan?
De pronto el cielo se torna oscuro y las nubes amenazan con una tormenta eléctrica…
(Y la estrella perdura…)
1 comentarios:
Hola, me gustó mucho tu capítulo, realmente muy buena la redacción, fue increíble, ademas de que acabas de darle un giro bastante interesante, eso me gustó. Espero con ansias la segunda vuelta del tweetbook para ver que tanto se desarrolla la historia.
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